* Análisis de la
situación: Nos encontramos en la etapa de
Educación primaria, en un aula de 28 alumnos con una media de edad de 11 años,
entre los cuales el 54 % son chicas. Tras responder a un test, observamos que
el ambiente en el grupo es relativamente bueno y tranquilo, pero sí que se
producen conflictos entre compañeros del grupo clase.
Encontramos a partir de los heteroinformes, que de los 28
alumnos, 3 de ellos presentan riesgo de acoso escolar, especialmente la alumna
24 con un porcentaje superior a la mitad de la clase como testigos de dicho
acoso (en el que el nivel de aislamiento, rechazo y maltrato psicológico es
elevado, encontrando también respuestas de testigos que confirman el maltrato
físico en algunas ocasiones). En cambio,
tras el autoinforme, la alumna 24 contesta que todo tipo de agresiones se
realizan muchas veces, existiendo así cierta controversia en la frecuencia de
los hechos, en algún caso destacable.
Volviendo al
heteroinfrme, existen 4 alumnos que son considerados como respetuosos, amables
y solidarios con el resto de compañeros por lo que contamos con perfiles de
alumnos PROSOCIALES a la hora de realizar la intervención ante el acoso
escolar. Como prosociales mayores tenemos al alumno 12 y 19 (alumnos con mayor
liderazgo dentro del grupo), siendo el alumno 4 y 1 los perfiles de prosociales
en menor medida, pero que también servirán de ayuda.
POR TANTO, observando las respuestas de cómo ven los testigos esta
situación con la alumna 24 y comparando estas respuestas con las ofrecidas por
la propia alumna, podríamos considerar que ésta sí que sufre agresiones, es
aislada y rechazada con insultos entre otros, pero que se trata de una VÍCTIMA
ACTIVA puesto que a ella le gusta llamar la atención, discutir continuamente y
que en ocasiones responde agresivamente.
TRAS HABER IDENTIFICADO EL PROBLEMA EXISTENTE EN EL AULA
GRACIAS A LOS ANÁLISIS DE LOS DIVERSOS TEST (AUTOINFORME, HETEROINFORME Y
SOCIOGRAMA),PLANTEEMOS UNA POSIBLE INTERVENCIÓN:
En primer lugar, considero
imprescindible, cuando se detectan conflictos continuos en un aula, sean del
tipo que sean y que afecten a la convivencia en el grupo clase, el llevar a
cabo actividades que permitan evitar que estas situaciones aumenten y se den
con mayor frecuencia, para incluso llegar a solventarlas en la medida que sea posible.
Como actividades que podríamos emplear, entre otras:
- La existencia de un
"Buzón de sentimientos", donde los alumnos escriban de forma anónima
cualquier situación que hayan vivenciado (positiva o negativa) para después
poder ponerlo en común y debatir sobre ello en el aula...Debe estar basado en
situaciones en las que los alumnos se hayan sentido bien, agradecidos,
apoyados, ayudados, integrados... o por el contrario,situaciones en las que se
hayan sentido defraudados, aislados, disgustados... De esta forma anónima
podríamos realizar otro tipo de actividades para aprender a cómo se debe
reaccionar en dichas situaciones (tanto el afectado como el que provoca dichos
sentimientos)
-Establecer "Momentos
específicos para la lectura de dichos mensajes anónimos"
- Elaborar actividades que se
centren en el desarrollo de las habilidades sociales, en la empatía, y donde se
compruebe que todos precisamos en algún momento de la ayuda de cualquier
compañero...La dramatización donde el alumno tenga que ponerse en la piel de
todos los roles sería algo bastante útil.
- Trabajar con programas para
el autocontrol de conductas, de la ira y los impulsos
- Establecer y determinar con
claridad aspectos éticos y morales que supriman y ayuden a los alumnos a
promover actitudes contrarias a cualquier tipo de violencia.
Cuando se llevan a cabo estas
medidas preventivas creo que se debería de informar al claustro, para que
puedan aportar cualquier dato que sea relevante durante la convivencia en el
centro entre dichos alumnos, lo que ayudará a confirmar que los problemas se
mantienen (o no) y que empieza un estado de alarma superior. Si esto sucede y
los conflictos no se solventan, entonces llevaríamos a cabo el protocolo de actuación
siguiente:
1º
Comunicar al equipo directivo, de orientación y claustro de profesores, la
ejecución de test e informes (como los que hemos conocido: autoinformes,
heteroinformes y sociogramas) para analizar la situación y continuar con el
protocolo de manera mas específica y argumentada.
2º
Establecer medidas para la protección de la víctima, teniendo en cuenta la
asignación de alumnos prosociales que la acompañen u observen de manera
indirecta, evitando situaciones donde la víctima se encuentre sin la presencia
de otros compañeros, es decir contar con alumnos que sean vigilantes en dicho
proceso. De la misma manera se podría establecer dicha vigilancia a los
posibles agresores. En nuestro análisis estos alumnos serían el 19 , 12, 14 y
1. Sentaríamos a la alumna 24 con algunos de estos alumnos que tienen mayor
liderazgo y que son prosociales, alejándola del acosador en la distribución del
aula.
El papel del alumno
prosocial/ayudante en esta situación tendría, entre otras las siguientes funciones:
integrar o colaborar en la integración de compañeros; escuchar, apoyar a los
compañeros, profesores...; intervenir si fuera necesario en los conflictos que
se den; comunicar a los profesores de lo que suceda; pedir ayuda del adulto en
la resolución de conflictos; ayudar y ofrecer maneras de resolver problemas...
Respecto al acosador, establecer
vigilancia continua del mismo, por profesores especialmente, pero incluir a
algún alumnos prosocial; ampliar las normas de disciplina, sanciones; orientar
en la actuación de situaciones al agresor (que aprenda a empatizar, a ponerse
en la piel de los demás...); premiar las conductas positivas que tenga; usar
algún tipo de contrato visible en el que se vean los puntos a los que se ha
comprometido; llevar a cabo programas de modificación de conductas...
3º
Dejar claro, que cualquier aspecto observado debe ser comunicado sin miedo e
insistir en la importancia del trabajo en equipo y colaboración que entre todos
se debe hacer para mejorar la situación dada. Asignar qué debe hacer, cómo y
cuándo aportar la información de lo que suceda entre los roles de los alumnos
colaboradores.
4º
Establecer (incluso ampliar) las
sanciones que los agresores deberían de asumir en caso de que se sigan
produciendo las agresiones, tanto en el RRI, como en las normas de aula entre
otras.
5º
Comunicarse y cooperar con el resto de docentes y especialistas del centro para
que todo el mundo actúe en una línea similar, de tal forma que quede bien claro
el proceso a seguir, los roles de cada alumno y las pautas de actuación. Si
fuera necesario incluso comunicarlo al servicio de Inspección para así poder
contar con la participación de otros en la solución de problemas.
6ºComunicarse
también con las familias, especialmente de la víctima y el/los agresores, para
que desde casa puedan cooperar y sean conscientes del proceso que se esté
llevando en el centro educativo.
7º
En las continuas reuniones que se lleven a cabo entre los docentes y
especialistas, actualizar la información sobre lo que se esté trabajando, con
la finalidad de ir modificando (o no) las pautas de actuación, en función de si
están siendo efectivas (o por el contrario no producen efectos positivos) y ver
así como modificarlo.
Como seguimiento de la
intervención, nos servirán las continuas reuniones que se lleven a cabo, el
intercambio comunicativo entre los diferentes ámbitos (centro, familias,
alumnos), los datos que se observen y anoten a diario durante la convivencia en
el centro, la lectura continua de los mensajes en el buzón de sentimientos y
las conclusiones de las dramatizaciones o diversas actividades que se lleven a
cabo.
Para
ello, podríamos realizar cada cierto tiempo las entrevistas que se llevan a
cabo al inicio del protocolo de actuación e incluso pasar cuestionarios con
preguntas, para comprobar las relaciones socioafectivas en el grupo (aplicar
los sociogramas), y así, comprobar si se producen o no cambios con la finalidad
de seguir ampliando con otro tipo de actuaciones o mantener las que se están
trabajando, e incluso suprimir la ejecución de alguna actividad si fuera preciso.
Además hay que ser consciente de la importancia de llevar a cabo una
autoevaluación del proceso por parte del docente, aceptar las críticas y
heteroevaluaciones que otros profesores puedan realizar y ofrecer al respecto.
Entre todos, las pautas de actuación y sus resultados serán más efectivas, amplias
y variadas, enriqueciendo en todo momento el proceso.
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